Así nos disponíamos a comenzar la jornada, una hora antes
de lo habitual, a las 9 de la mañana se da el pistoletazo de salida, por
delante la mítica Inmortal de Caudete, que vuelve a sus inicios, y que desde
ese mismo momento damos comienzo a sus 72 kilómetros y casi 1600 metros de
desnivel positivo.
Vistas desde la subida incial a la Sierra de Santa Bárbara |
De salida se nota claramente que lo que tenemos por
delante es otro mundo, otra historia muy diferente a lo que estamos acostumbrados
a vivir cada domingo. El ritmo que se marca de inicio es continuo y dispone de
una cierta pero leve viveza, se palpa en el ambiente otro aire, otro ánimo, se
dejan de lado los “achuchones” y nervios a los que estamos acostumbrados en
otras pruebas, y se impone otra forma de montar en bici, se impone un respeto
hacia lo que nos espera, se sabe que lo que tenemos por delante es duro, muy
duro, sabemos que hay terreno más que de sobra para sacar lo que llevamos
dentro, claudicar, resucitar y volver a sucumbir, la maratón es el máximo
exponente de la bici de montaña en formato ruta, y a una de las más míticas
acabamos de dar comienzo.
Así se desarrollan éstos primeros kilómetros, camino
desde el mismo inicio hacia el parque eólico de la Sierra de Santa Bárbara.
Todos éstos primeros kilómetros transitan en una continua subida, la cual pasa
de ser falso llano en un inicio a ir cogiendo poco a poco desnivel y pendiente.
Primeras rampas de la ruta |
Ésta pendiente ayuda a ir poniendo las cartas sobre la
mesa y poco antes de llegar a los primeros molinos de viento, el ritmo se va
incrementando paulatinamente hasta ser casi máximo para la mayoría de nosotros.
Es en estos momentos cuando llega el momento de la responsabilidad, de ser
coherentes con nosotros mismos y coger un ritmo que se adapte a nuestras
propias capacidades, las cuales, quien más y quien menos ha testado en esos día
de rodajes largos que todos hacemos durante el año, esas capacidades, no sólo
físicas, que nos permitirán resistir y concluir con éxito la ruta entera, y que
a diferencia de otras pruebas, en la maratón, el ir en el grupo que marchas o
en el que te precede no es cuestión de poder, sino como decía, de
responsabilidad.
Así afrontamos las primeras rampas de entidad de la
Sierra de Santa Bárbara, las cuales nos recuerdan lo dura que es ésta subida, y
nos avisan de que esto ya va en serio.
A la vez cogemos la arista de la montaña, vamos cambiando
de rumbo, lo cual hace que, por si no teníamos suficiente con el desnivel
extremo del camino, el viento sople directamente de cara. Nos mantenemos sobre
la bicicletas como podemos, el pedaleo es cada vez más sufrido y esforzado,
avanzamos muy poco a poco, fijamos nuestra mirada en el suelo, unos pocos
metros por delante de nuestra trazada, en pocos momentos nos atrevemos a
levantar la mirada y ojear lo que tenemos enfrente, es mejor pensar en subir
los escalones de uno en uno, ir paso a paso.
Cristobal, Miguel Ángel y Juan en pleno esfuezo |
Así le vamos ganando la partida a la pendiente y a la
montaña, los múltiples acompañantes y espectadores que han subido, nos dan su
aliento y ánimos. Es en éstos detalles donde reside parte de la grandeza de
éste deporte, pues en el fondo, cada una de las personas que nos ven subir,
admiran y valoran nuestra entrega y nuestro esfuerzo, tal y como si fuéramos
nosotros quienes lo presenciáramos desde el otro lado.
Logramos escalar la montaña, el final de ésta primera
prueba de fuego se intuye cerca, hasta que definitivamente enfilamos la bajada.
Cogemos ahora un largo tramo de senda, como se suponía,
el terreno se encuentra húmedo, compacto, perfecto. Trazamos y nos lanzamos en
un fulgurante descenso por senda rápida, bien marcada, ciclable, perfecta. Después
del sufrimiento de la subida, disfrutamos de éste merecido regalo, la senda pasa
a ser camino en última instancia, varios regueros de agua complican algunas
trazadas, pero éste concluye y llegamos de nuevo a otra de pista ancha.
Volvemos a intentar coger ritmo, el esfuerzo inicial
notamos que ha dejado cierta huella, pero las fuerzas y la cabeza todavía
permanecen firmes y fuertes, la Inmortal todavía no nos ha mostrado su
verdadera cara.
Pilar en la subida a la subestación |
Así recorremos varios kilómetros rodadores y rápidos, el
viento que nos castigó al inicio nos ayuda ahora a dirigirnos hacia la
subestación eléctrica del parque eólico, donde afrontaremos otra de las más
duras subidas. Dejamos las pistas y nos desviamos por caminos hacia la
mencionada subida, ésta ya se hace sin tantos alardes, cogemos ritmo desde
abajo, los porcentajes aumentan a la vez que la dificultad del terreno, el cual
se vuelve progresivamente más quebrado y roto. Pero al igual que la anterior
subida, ésta también la superamos y llegamos arriba. Cogemos ahora el camino que nos llevó hacia la Sierra de
Santa Bárbara en el inicio de la ruta, concluye aquí por tanto nuestra andadura
por la mencionada Sierra, lanzándonos ahora en un descenso rápido y cómodo, sin
complicaciones hasta volver de regreso a Caudete.
Llevamos 34 kilómetros a nuestro paso por las afueras
Caudete, y ahora afrontamos lo que fue la ruta del Circuito de la edición de
2012.
Comenzamos por subir a las Lomas de la Peña Horadada, el
camino es bueno y amplio en un inicio, pero se vuelve roto y quebrado a la vez
que los desniveles aumentan, factores éstos que suelen ir de la mano.
Afrontamos ésta subida con ritmo y cabeza, cada vez es más fácil dejar de lado
los alardes y adaptarse más a lo que nos dicen nuestras verdaderas fuerzas. De
nuevo el viento entra de cara precisamente en las zonas más duras, la subida se
alterna con ligeros descensos que sirven de relajo, hasta que el camino roto y
quebrado cesa. Llegamos de nuevo a una pista buena y ancha y comenzamos otro
rápido descenso. Éste concluye en una rambla, la cual nos lleva de vuelta a
Caudete. Las trazadas aquí son inciertas en muchos de sus tramos, atravesamos
múltiples zonas de arena suelta y movediza, que se alternan con charcos,
escalones y demás movidas, una aventura ésta rambla de vuelta. Salimos de ella
a través de un duro repecho, las piernas de nuevo sufren, pero éste acaba
rápido y tras una bonita zona de toboganes pasamos por meta, kilómetro 47.
Juanma y Adrián en plena ruta |
Nos dirigimos ahora hacia la Sierra de Alácera, nos
adentramos en ella a través de caminos rurales estrechos lo cuales pasan a ser
finalmente senda. En la tónica de lo que nos encontramos en la Sierra de Santa
Bárbara, en ésta otra Sierra el terreno se encuentra también óptimo, las sendas
ciclables, ayudan a disfrutar de la ruta. Si bien, las fuerzas empiezan a ir
algo justas, con ello perdemos también algo de reflejos, esto es percibido por
la mayoría nosotros, sabemos que en éstas zonas técnicas y con cansancio nos
jugamos el tipo, por tanto nos obligamos a prestar atención y permanecer, si
cabe, más alerta todavía.
A partir de éste momento, nos inmiscuimos en la zona de
la Toconera, un auténtico laberinto para los foráneos, caminos y sendas se
alternan constantemente con subidas y bajadas sin saber muy bien hacia donde
nos llevan. La dureza del recorrido, los kilómetros, el esfuerzo y la ruta son
ya claramente palpables, la Inmortal comienza a darnos su verdadera cara, es el
momento de mantenerse firme y seguir adelante, esto es la maratón, el cuerpo va
quedando en un segundo plano y nos empieza a guiar más nuestra cabeza que
nuestras piernas.
Juanfran en la zona de la Toconera |
Los descensos parecen cortos y las subidas eternas, no se
ve el final de la Toconera, las últimas subidas se hacen especialmente duras, hace
ya tiempo que no se mueven los desarrollos con frescura ni alegría, nuestro
pedaleo comienza a ser de pura supervivencia, las cuestas se suben por inercia,
a base de corazón, cabeza y con cada vez menos fuerza. Pero tras mil y una vueltas,
vamos avanzando por las faldas de la montaña, el viento deja de entrar tanto de
cara, vamos girando poco a poco el rumbo y nos dirigimos finalmente hacia
nuestro lugar de partida. Varios repechos duros nos aguardan a última hora,
pero ya está todo el pescado vendido, lo tenemos en nuestra mano, hace tiempo
que ya quemamos las naves, y ahora con más convicción que nunca solo nos queda
mirar hacia delante y pensar en nuestra recompensa, el final está cerca,
sabemos que llegaremos.
Y así, tras unos últimos kilómetros de bajada que saben a
gloria y con el aire a favor, vemos la meta…y concluimos nuestra aventura.
Entrada a meta, emotiva, de nuestro compañero Miguel Ángel |
Nuestros resultados detallados fueron los siguientes:
- Antonio Toral, 3h23´46´´ 6ºGral-1ºM30.
- Francisco García, 3h32´52´´ 17ºGral.
- Gerardo Pérez, 3h34´15´´ 22ºGral.
- Adrián López, 3h53´08´´ 83ºGral.
- Juan F. Lozano, 3h56´06´´ 98ºGral.
- Juan M. Carrión, 3h56´16´´ 99ºGral.
- Diego Vazquez, 3h58´00´´ 111ºGral.
- José M. García, 3h58´16´´ 114ºGral.
- Sergio Navarro, 4h02´13´´ 130ºGral.
- Cristobal Olivares, 4h20´20´´ 203ºGral.
- Daniel Abad, 4h20´55´´ 208ºGral.
- Migue A. Calero, 4h26´26´´ 230ºGral.
- Juan Santos, 4h59´49´´ 363ºGral.
- Lourdes González, 5h41´09´´ 456ºGral - 2ªM40.
- Pilar González, 6h09´59´´ 480ºGral.
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